Los funcionarios deben cumplir la ley por encima de las órdenes que reciban

Recientemente el Ministro de Hacienda Cristobal Montoro ha señalado, en relación con el referéndum de independencia que pretende el gobierno de la Comunidad Autónoma de Cataluña, lo siguiente: los funcionarios deben cumplir la ley por encima de las órdenes que reciban en contra de la misma.

De acuerdo con este razonamiento, un policía autonómico no debería obedecer órdenes del Presidente Puigdemont que fueran en la dirección de promover o posibilitar la celebración del referéndum.

Hasta aquí, nada que objetar, salvo por la tristeza de tener que llegar a este punto como consecuencia de la inacción y dejadez política demostrada por los distintos gobiernos centrales hasta la fecha, más preocupados por la investidura de su presidente que por detener una deriva independentista que sufren los ciudadanos honrados de Cataluña a la hora de atender sus clases, publicitar su negocio o intentar aprobar unas oposiciones.

La defensa de la Nación no es un capricho. Al contrario, es la única garantía de igualdad de sus ciudadanos. Quien pretende constituirse en nación al margen de aquella a la que pertenece, es para tratar de forma distinta a los que viven en su territorio respecto de los que viven en el resto de la misma. Así, pueden imponer (como no ocurre en el resto de España) en qué lengua se rotulan los comercios, qué historia aprenden los niños, e incluso una realidad alternativa que forma parte del ideario independentista (que como toda suerte de totalitarismo incorpora su propia mitología).

Dicho lo anterior, volvamos al motivo de este blog: Sería bueno que ese mismo respeto a la ley por encima de las órdenes que reciban de sus superiores fuera predicado por el Ministro respecto de la actuación de los funcionarios de Hacienda en todo el territorio español. Son numerosas las inspecciones de Hacienda en las que el funcionario reconoce al contribuyente que está de acuerdo con sus explicaciones y que conoce que la ley o la jurisprudencia las avalan, pero que debe obedecer órdenes de incoar el acta e imponer la deuda. En estos casos, la frase más habitual es: «No se preocupe, ya lo ganará»